Algunos llaman a este momento de quietud «meditar», otros lo llaman «descansar», otros «dormir», y otros «simplemente no hacer nada», sin embargo, lo difícil no es nombrarlo es regalártelo.
Hace un tiempo descubrí que mi mayor momento de inspiración era mientras me bañaba, se me ocurrían soluciones a casos que llevaba tiempo analizando, también renovaciones y decoraciones para la casa y hasta profundos análisis financieros para mejorar las finanzas. Sin embargo, lo hice tan a menudo, que se me volvió un trabajo irme a bañar, pues empece a exigirme en ese momento la solución a todo.
Descubrí que nuestras pasiones, nuestros momentos de soledad, esos que tanto atesoramos se fugan, cuando dejan de darnos placer para convertirse en un deber, en una obligación, en un trabajo remunerado.
Es el momento, de volver a ser egoístas para nosotros mismos, es el momento de volver a sentir placer en hacer las cosas para nosotros, y por nosotros, es el momento de retomar esos momentos de inspiración, de tranquilidad para olvidarnos de lo que toca hacer y empezar a ser lo que queremos. Esos momentos de placer nos permiten conocer las sensaciones que ligamos con felicidad, y así, como la mas maravillosa revelación, nos permitirá encaminarnos a aquello que nos hace realmente felices.
Regálate un momento del día, para ser tu mismo.
Deja tu comentario
Debe iniciar sesión para escribir un comentario.