Hace unos días estaba leyendo “El Millonario Instantáneo” de Mark Fisher, un libro apasionante, lleno de literatura sencilla, agradable y comprensible, que previamente había intentado leer varias veces sin lograrlo, por no comprender el poder de las palabras.
Hoy con tranquilidad encuentro que en esta nueva ocasión -6ta según mi memoria- en menos de un par de días lo leí completo, con misma felicidad y voracidad con que otros leen 50 sombras o incluso los libros de Harry Potter. Lo que me llevó a plantearme porque antes no había podido terminarlo, y encontré las respuestas precisamente en el poder de las palabras, en su mensaje y en el trasfondo de las mismas.
El libro dedica un capítulo entero a explicar, como una palabra puede cambiar el curso de tu vida, como una palabra puede llevarte a cumplir tus sueños más anhelados y en el caso del autor, el de ser millonario. Los anteriores intentos por leer el libro, terminaron en un fracaso rotundo por las palabras y los mensajes que yo misma me decía, y con los cuales el libro chocaba, prefiriendo no aprender y seguir quejándome de todo. Mis palabras eran de «autosabotaje».
Creemos que no darnos el lugar que nos merecemos, es un acto de humildad, por eso llevamos un regalo y decimos “te traje un detallito”, nos dicen “como estas de linda” y contestamos “nooo, tengo ojeras”. Nos enseñaron un lenguaje corto, básico, sin aspiraciones. Nos enseñaron a no esperar de los demás para no desilusionarnos, y esto nos llevó a ni siquiera esperar de nosotros mismo, y en consecuencia cambiamos palabras como «yo puedo», «me arriesgo», «voy a ser…», por «gracias a Dios hay trabajo (así no me guste), «mi esposo no me da lo que quiero pero preferible a estar sola», «mejor divorciada que solterona», y olvidamos el poder de las palabras, quedándonos en discursos oscuros, amargos, cargados de tristeza.
¿Qué te dices todos los días antes de salir de tu casa? ¿Te has dado cuenta del poder de las palabras… tanto que a veces te levantas y dices “uhh con este clima que mal día” y en adelante el día es cada vez más oscuro y agotador? ¿Qué pasaría si cada vez que algo “malo”, triste sucede te dices “no puedo cambiarlo pero no voy a dejar que afecte mi felicidad”?.
El poder de las palabras está en la capacidad de estas de liberarnos, de plasmar nuestros sentimientos, de llevarnos a ser felices
Hoy te propongo que hagas una lista de las palabras que crees que mereces oír todos los días, como por ejemplo «¡que gran día, hoy todo será positivo!», «¡me veo superbién!», «hoy voy a proponer grandes ideas», «voy a disfrutar el momento», «hoy trabajaré por mi éxito»; y las pegues en un lugar que puedas ver cada mañana, un espejo, tu celular, tu despertador, el carro, y antes de salir las leas, no importa si vas de afán, las leas y las recibas en tu corazón, porque el poder de las palabras, reside en que las dejes entrar en tu corazón y permitas que esa semilla germine.
Hoy es un día maravillo, y tú te mereces saberlo.
Una palabra crea o destruye, una palabra en el momento correcto inspira y motiva, una palabra es como una gota de agua que puede romper la inercia y generar grandes fuerzas y cambios.
Es correcto. Gracias por compartir. Lo importante es saber que tu eres creas la gota, y en ti esta hacer gotas para crear, para motivar e inspirar.