En este camino de autodescubrimiento y espiritualidad práctica, me encontré con una sorprendente satanización del trabajo. En la actualidad, se nos anima a vivir de lo que amamos, de nuestro hobby. Sin embargo, a menudo olvidamos que cuando nuestro hobby se convierte en nuestra única fuente de recursos, también se convierte en nuestro trabajo.
Cuando decidí escribir sobre mi experiencia titulé mi libro «De trabajadora estresada a mujer espiritualmente conectada» quise conectara precisamente con esa parte de mi vida que tanto disfrutaba y que lejos de ser un obstáculo siempre he visto como una oportunidad, ¿La razón? Muchos me decían: «¿Cómo haces tantas cosas y aún disfrutas cada momento?» Sí, disfruto mi trabajo. Le debo gran parte de mi felicidad y realización personal.
Aunque hay días difíciles, aprendí a disfrutar de mi labor diaria. Mi trabajo me ha brindado no solo comodidades materiales, sino también grandes satisfacciones. Me ha impulsado a adquirir nuevas habilidades, a formarme, a conocer personas maravillosas y ha sido un trampolín para mi crecimiento personal.
Hace años que dejé de satanizar el trabajo. Aprendí a agradecer cada día por las oportunidades que me brinda. Claro, no todos los días son perfectos, y a veces preferiría quedarme bajo las cobijas. Pero entendí que mi trabajo no es mi hobby, así que busco actividades adicionales que me permitan descansar y disfrutar de ingresos y satisfacciones adicionales.
Hoy, inspirada en el inicio de un nuevo año y recordando las palabras de mi libro hace dos años, te invito a dejar de satanizar tu trabajo. Levántate cada mañana agradeciendo por el trampolín que es en tu vida, reconoce que es un vehículo y un medio para alcanzar otros fines en esta vida.
Muchos reducen su trabajo a si está bien o mal remunerado, a comparar sueldos, ingresos y ganancias. Hace un tiempo unos grandes amigos inversores me enseñaron – y me quedó tatuado en la neurona – que «El deber de tu jefe no es hacerte rico.» Tu jefe y tu trabajo te brindan oportunidades para crecer con tu trabajo, profesional y económicamente, pero tu deber de ser feliz, de pasar tiempo en familia, de dedicarte a tus hobbies y de formarte en habilidades transversales es tuyo, no de ellos y por ello no los satanices por aquello que tu mismo no aprovechas del trabajo. Recuerda, tu trabajo es un medio para lograrlo.
¡Despierta cada día agradeciendo por tu trabajo y descubre su poder en tu desarrollo personal y profesional!
Si decides dejar de ver tu trabajo como un castigo y comenzar a apreciarlo como el maravilloso medio de desarrollo que es, te invito a reflexionar sobre ello. Toma papel y lápiz y sumérgete en estas preguntas:
- ¿Cómo puede mi trabajo ser un vehículo para alcanzar mis metas personales y profesionales?
- ¿Cuáles son las habilidades que mi trabajo actual me ha permitido desarrollar?
- ¿En qué aspectos mi labor diaria ha contribuido a mi crecimiento personal?
- ¿Cómo puedo transformar los desafíos en oportunidades para aprender y evolucionar?
- ¿Qué acciones puedo tomar para disfrutar más de mi trabajo y encontrar satisfacción en cada tarea?
- ¿Cómo puedo equilibrar mi vida laboral con mis hobbies y actividades personales?
- ¿Qué metas puedo establecer para aprovechar al máximo las oportunidades que mi trabajo me brinda?
Al responder estas preguntas, te animo a descubrir nuevas perspectivas sobre tu trabajo y a reconocer el valor intrínseco que tiene en tu vida.
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