Quienes me conocen, saben que hace un tiempo me cuestiono por qué nos cuesta tanto trabajo cuando alguien regresa al hogar, no importa si cuando ellos parten, son bebes, niños, jóvenes, adultos o ancianos, sentimos que una parte de nosotros se va con ellos, una parte que parece que no va a regresar, una parte que hemos perdido para siempre.
Uno de mis hermanos, decía que sería más fácil, si nos informarán que en 10 años podríamos llamar a esa persona y preguntarle por una única vez ¿cómo está? y estar “seguros” de que va a estar bien y así no sentir ese vacío en el pecho y hacer más llevadera la pena.
Hoy escribo este momento porque los Ángeles así lo han querido, este año ha sido un tema recurrente en mi vida, no solo por la partida de un ser maravilloso cercano a mí, sino porque ha sido frecuente en algunas consultas y en procesos de sanación que me han invitado a hacer como método de compañía para esos momentos.
Lo primero que voy a decir es que es lógico sentir el dolor, es absolutamente necesario permitirnos sentirlo, vivirlo y si es del caso llorarlo. Buda sabiamente dijo que el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional. Cuando una persona se va de este plano se cierra el ciclo de una vida pero comienza un proceso de sanación y aprendizaje para los que se quedan, no es fácil y repito es doloroso, pero aceptar que tenemos derecho a estar tristes, a tener miedo sobre el futuro con ese vacío, a no saber cómo vivir ciertos aspectos es parte del aprendizaje que generosamente cuando ellos parten nos dejan, aprender que una cosa es amor y otra es apego, una cosa esperanza y otra negación, una cosa es fe y otra es tristeza.
Lo segundo que me han permitido entender los Angeles y Seres de Luz, es que cuando ellos parten y regresan al hogar, lo que se va es el cuerpo físico, pero sus enseñanzas, su voz, sus mensajes, sus miradas, siguen con nosotros en este plano, si no lo dudas, piensa en un ser fallecido que haya partido hace varios años, cierra los ojos, piensa en él y pregúntate o si se atreves, pregúntale, ¿qué consejo te daría frente a una situación?, te puedes sorprender recordando e incluso escuchando las palabras textuales que esa persona usaría para ayudarte si estuviera en este plano. Esas vivencias, esos recuerdos, esos momentos, están vivos, están en ti, como están los de cualquier persona que está aun en este plano (así no la tengas cerca).
Lo tercero, es sanar la relación. Muchas veces el dolor de la partida de una persona es saber que no le dijimos que lo amábamos o lo importante que era para nosotros, o por el contrario que se haya ido sin que hubiéramos limado las asperezas que nos separaron, pero la vida no está para arrepentirnos, porque insisto es un aprendizaje. Cuando ellos parten dejando estos cabos sueltos, tenemos dos procesos que adelantar, el primero es tomar conciencia y aprender el valor de no tener peleas eternas, el valor de decir y demostrarles a los demás cuanto nos importan y los amamos, perdonar y dejar el rencor y el segundo proceso, es decírselo aun cuando hayan partido, y para ello desde tu corazón, desde tu silencio, puedes conectarte con esa persona y decirle aquello que antes callaste, lo que por miedo no dijiste o no hiciste, pues nunca es tarde ni imposible para sanar una relación. Nunca es tarde para despedirse.
Cuando ellos parten, sentimos que una parte de nosotros se va con ellos
Lo último, es que no juzgues, no juzgue el ¿Por qué enfermó?, ¿por qué fue corto o largo el tiempo?, ni el porqué de su vida, no, no lo juzgues, todos vinimos a este plano a ser felices y para crecer, crecer en conciencia, en amor y espiritualmente. Una vida por más corta o larga, es un motivo de agradecimiento pues nos permitió compartirla, vivirla y aprender de ella el amor e incluso el dolor. Todos tenemos nuestro proceso, pero nuestra alma es más fuerte que nuestro cuerpo, y por ello soporta el tiempo y la adversidad, todos tenemos pruebas que aunque a veces no entendemos podemos superar y ese es el aprendizaje, para quien lo vive y para quien lo acompaña.
Hoy te invito a que si estás viviendo un proceso de duelo, sanes tu relación, te permitas vivir el dolor no lo escondas, y agradece, agradece los momentos vividos, los recuerdos, las palabras, los silencios, los aprendizajes y las lecciones. Los Arcángeles Jeremiel y Azrael, nos acompañan en estos momentos, Jeremiel nos ayuda a evaluar nuestra vida, lo vivido y lo aprendido, y Azrael nos ayuda, antes, durante y después de la partida de nuestros seres amados apoyando y facilitando nuestra sanación.
Recuerda el dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional, haz del regreso al hogar un proceso de sanación y de aprendizaje.
Abrazos de luz y amor resplandeciente para todos,
No olvides visitarnos para ver nuestros eventos, terapias, Momentos y demás, en angelicalmente.com
Deja tu comentario
Debe iniciar sesión para escribir un comentario.