blog-16-foto-listaQuizás escribir este blog, se torne algo personal, pero es que realmente creo que para explicar por qué cuando cambias la forma de ver el mundo, el mundo cambia debo contarte mi historia.

Yo al igual que todo el mundo estudie en un colegio, que avalaba lo que pensaban mis papas, que las buenas notas me permitirían acceder a más carreras y mejores universidades. Sin embargo hace poco recordé que en el colegio era muy buena integrante del grupo de teatro, que incluso gané premios departamentales y además, que el Día del Idioma medio colegio llevaba como propios, poemas que yo escribía.

Crecí y decidí estudiar derecho, pensando en llegar por rebote a filosofía, mi gran pasión, pero ahí descubrí que cuando cambias la forma de ver el mundo, el mundo cambia; cambié y en lugar de aferrarme a mi pasión, me aferré a lo que el mundo esperaba de mí. ¿Cuántos no hemos olvidado los sueños, las esperanzas y las pasiones, por hacer lo que nos “toca”, llegando a creer que ese es nuestro destino en la vida?. Y como el mundo cambió, dejé las artes, la filosofía, conocí el trabajo, la responsabilidad del horario, y créanme, creía sentirme feliz, estaba progresando, estaba siendo útil.

En 20 años de carrera en el derecho, solo he tenido 4 jefes, eso demuestra que soy juiciosa, valorada y buena, que se me poner la camiseta y la verdad aun hoy me la pongo y lo hago con orgullo. Pero también empecé a ver que la vida se me iba entre las manos y de mí no quedaba nada, lejos estaban los sueños, el arte, escribir y reír. Lejos quedaron los amigos, los cómplices, las locuras que antes tanto me caracterizaban. Cuando cambias la forma de ver el mundo, el mundo cambia, y yo me volví workaholic, y andaba (o bueno chateaba) con gente igual, me vestí de gris, me puse una armadura de leyes y salí a combatir en el mundo jurídico, me volví dura, fuerte, directa y así me gustó ser.

No me arrepiento, todo sucede por algo, y es mi historia. Pero llegó el día en que me miré en el espejo y no me reconocí, o peor, lo que veía no me gustaba, llegó el día, en que buscando una solución a un problema específico, tuve esa sensación de “auxilio, que alguien me coja que me estoy ahogando” y entonces abrí mi mente y mi corazón, y como “Cuando cambias la forma de ver el mundo, el mundo cambia” encontré a una persona maravillosa, una profesional que me cambió, sin que yo me diera cuenta (es decir, sin dolor y sin angustia) los lentes para encontrarme, que me enseñó que la solución no está en los demás sino en uno mismo, que solo puedes dar felicidad cuando eres feliz contigo mismo. Gracias a Natalia Gonzalez, me enamoré nuevamente de mi misma y descubrí que “Cuando cambias la forma de ver el mundo, el mundo cambia”.

Cuando cambias la forma de ver el mundo, el mundo cambia y lo hace para hundirte o para levantarte, tu eliges.

Descubrí y conocí gente en mi misma búsqueda, encontré y estudié para poder ayudar a otros, entendí que todos tenemos el poder de cambiar el mundo, el rumbo de nuestras vidas, de ser felices con lo que hacemos, que podemos amar y ser amados, que el mundo no es cruel y duro si así lo decides. Que no hay obstáculo inquebrantable, que todos tenemos miedo y derecho a tenerlo, pero que todos absolutamente todos somos seres únicos y maravillosos.

Definitivamente cuando cambias la forma de ver el mundo, el mundo cambia, tú tienes el poder de decidir en qué mundo quieres vivir, es solo cuestión que querer hacerlo, de estar dispuesto a conocerte y el resto vendrá por añadidura.

Esa es mi filosofía de vida, esa es la filosofía de lo que hoy hago, es mi base para ayudar a otros, es la filosofía de ANGELICALMENTE.